17 Ene Entrevista a Manolo Palazón, jefe de taller
Entrevista a Manolo Palazón, jefe de taller
Entró recomendado por su hermano al poco de salir de la mili. Formado en micromecánica, aprovechó el servicio obligatorio para aprender soldadura y estructuras. Después de 23 años en Consman es el jefe de taller. Cada día gestiona el trabajo de sus compañeros y atiende las peticiones de los clientes.
¿Recuerda su primer día en Consman?
Sí, tuve la suerte de que mi hermano estaba aquí. Nunca fui el “nuevo, nuevo” y eso me ayudó un poco. La relación con los compañeros es distinta, aunque me acogieron muy bien.
Una de las cosas que siempre me ha impresionado de trabajar aquí es su carácter familiar. Cualquier problema se habla y el gerente es muy accesible, no hay una jerarquización protocolaria como en otras empresas, no somos números, sino personas que interactúan entre sí. Como es normal, hay pequeños roces del día a día, pero es un ambiente muy sano donde todos nos ayudamos y eso hace que la vida familiar y la laboral queden engranadas, se pueden conciliar muy bien.
Parecerá un tópico per es el respeto y el trato al cliente. Se trata de asumir los propios errores y solucionarlos bien y rápido dándole al cliente un poco más de lo que ha pedido si así podemos compensarle o beneficiarle. Dar el mejor servicio es una prioridad, por eso, si podemos ofrecer un poco más para conseguirlo, lo hacemos.
Cuando empezamos en 2009 con el tema de e-Mobility de la mano de Castrosua. Vimos lo que venía y no teníamos formación porque tampoco había mucha. Nos hemos tenido que reciclar y formar bastante, pero empezar tan pronto nos permite partir con cierta experiencia a lo que viene.
Al principio daba un poco de respeto porque era muy nuevo. Cuando yo empecé no había más que carrocería que no deja de ser algo simple. Con la especialización tenemos mucha más responsabilidad, pero venir a trabajar es un reto; cada día puedes aprender algo nuevo.
Creo que no… más bien lo fue el primer día que tuve que salir a reparar un vehículo eléctrico, creo que era 2010. Nos pidieron ir a ver un híbrido e iba nervioso porque no sabía que me iba a encontrar y todavía no teníamos mucha experiencia. Por suerte es que ellos estaban igual que nosotros.
Mucha paciencia y formación, pero sobre todo mucha paciencia. Hay veces que no sabes qué hacer con una avería. Aunque al final, después de muchas vueltas, y hablar con los compañeros o con el fabricante, se acaba resolviendo.
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